Pues si, como lo oís (bueno, como lo leeis), no es la primera vez que mi amor descontrolado por los animales me trae un susto, y menos mal que siempre queda la cosa en eso, en un susto.
Este fin de semana mi novio decidió que nos merecíamos un viajecito para reencontrarnos con la naturaleza, y de paso, tenerme contenta después de tanto fúltbol y del que me espera,(qué poco me gusta!!). Y aunque no estoy a favor de los zoos ni de ver animales encerrados, a veces, en un acto egoista, y pensando que a mi, como animal, no me gustaría que me privaran de mi libertad, no me queda más remedio que acudir a estos centros para ver, sentir, oler y conectar un poco con la naturaleza, de la cual venimos y de la que nos olvidamos tan pronto pisamos un pedacito de asfalto.
Bueno, lo que más me gusta son los zoos tipo "safari" donde los animales andan relativamente "sueltos" o en semi libertad. Como buena aficionada sé que algún animalillo se acerca siempre en busca de una caricia, y sobre todo, de algo de alimento. Lista de mí me aprovisioné con varios pedacitos de pan ( lo más sano y que no les va a hacer daño).
Llegamos a un área del parque con el cartel "ZONA DE CONTACTO", y yo con los ojos ya brillantes buscando desesperadamente a los burros para rascarles las orejillas o los cerditos vietnamitas que estaba viendo con el rabillo del ojo desde hacía rato... pero ... de repente, una cabritilla de dias me despistó, corrí hacía ella y hacía su madre para darle un pedacito de pan... ya me sentía en mi salsa al más puro estilo Blancanieves cuando de repente empezaron a correr hacia mi todas las cabras del mundo!!!! Bueno, al menos, todas las que habían alli; en general muy pacíficas y cariñosas, menos una... una blanca, grande, con unos pedazos de cuernos como para tender en ellos toda la colada, enroscados y abiertos... madre mía! Ya la hemos liao!! Pues si, despúes de probar el pan no había quien la convenciera para dejarme marchar, la cosa se empezó a poner fea cuando la veía doblar la cabeza y embestir al aire, al aire porque logré esquivarla dos veces, pero a la tercera, menuda corná! Eso si, sin coger carrerilla ni de malas formas, pero ya no puedo ponerme falda en una semana... y es que creo que esa no era una cabra... era un cabrón!!

Aqui, cuando todo parecía un cuento de Walt Disney. Míralas que bonicas ellas!! Y qué grandes!
Y aquí después de haber cometido el ataque (debo decir que para nada fue con maldad, ni me embistió con carrera ni nada parecido, pero es increible la fuerza que tienen esos animales, esto solo fue un toquecito con la cabeza... imaginaros).
Y así como quedó al dia siguiente, la pierna toda dolorida e hinchada. En fín, una aventura más. No todo el mundo puede decir que la han corneado!!!
Toma naturaleza!
Y estas son las cosillas (pocas la verdad) que he estado haciendo, a parte de surtido para el punto de venta al que he olvidado hacerle foto, jo.
Un corazón Hyrkaniano. Y un marca páginas.
Eso es todo amig@s!!